La semana
pasada nos dejaba el gran maestro de la moda Oscar de la Renta. Personalmente
era uno de mis diseñadores preferidos. Trabajaba con maestría los detalles,
vistiendo a la mujer de la forma más sofisticada y elegante posible que se
puede hacer.
Teniendo
como maestro a Cristóbal Balenciaga, de La Renta comenzó muy joven una
estelar carrera que continuó en Francia de la mano de Antonio Castillo, por
aquel entonces director creativo de Lanvin.
Tras su
estancia en la capital francesa, se muda a Nueva York, donde, tras el consejo
de Diana Vreeland trabajará para Elisabeth Arden. Ya en 1965 establece su
propia firma. con una clientela que incluía a Jacqueline
Kennedy, Gloria Guinnes o Marella Agnelli .
Siempre
estuvo rodeado de mujeres , musas , amigas que no han podido quererlo y
admirarlo más. Las vestía, pero también las divertía. Era un hombre alegre al
que, como buen dominicano, le gustaba bailar y cantar, conviertiéndolo en el
perfecto anfitrión. Su talento indiscutible para la costura hizo que
nunca cesase de crear belleza: tanto en en la ropa como en todo lo que le
rodeaba. Sus últimas colecciones siguen teniendo el sello De La Renta que le
caracteriza desde sus inicios. Creaciones atemporales que no sólo visten a la
mujer, sino que la hacen deslumbrar.
|
El gusto de la Renta por la belleza y las cosas bien hechas no sólo se
refleja en sus prendas sino también en sus casas y jardines. Su propiedad en la
República Dominicana es uno de esos hogares que no pasa desapercibido , en la que
se ha cuidado hasta el más mínimo detalle. Ayudado por su esposa, otra gran
amante de la decoración, esta casa es una joya que recoge la esencia de La
Renta.
|